La muerte de una anciana
Una anciana murió; su hijo Meng no lloró. Guardó luto, pero no dio muestras de tristeza o consternación. Algunos le criticaban, creyendo que nunca había querido a su madre, y acudieron a Zhuāngzǐ para expresarle su punto de vista.
Zhuāngzǐ respondió: “Meng posee un entendimiento profundo; sabe qué es aquello que desconoce. Sabe que no conoce el misterio de la vida y la muerte. Y en ese conocimiento de lo que no sabe, permanece contento. Permite que la vida se despliegue sin intentar entenderla o controlarla.” La gente estaba atónita, así que Zhuāngzǐ continúo: “Todos estamos inmersos en un constante proceso de cambio. Pero no podemos predecir los resultados de ese proceso, ni entender cómo ocurre. La madre de Meng ha cambiado de la vida a la muerte, pero sus emociones permanecen sin cambio. Así, él está en calma, y nada puede borrar la sonrisa de su mente.”
Zhuāngzǐ concluyó: “Juzgar a los demás no es tan bueno como reírse; reírse no es tan bueno como aceptar las cosas tal y como son. Aceptad a Meng como es, tal y como él acepta la muerte de su madre.”
Sentimientos sobre la muerte
Un joven y un anciano estaban de viaje. De repente, un tumor apareció en el brazo del hombre mayor. El viejo estaba sorprendido. Mirando de cerca el tumor, proclamó: “Esto es signo de una enfermedad fatal que consume mi cuerpo. Moriré pronto.”
“¿Estás resentido por tu inminente muerte?”, preguntó el hombre joven. El anciano respondió: “No tengo razón para el resentimiento. Para vivir, tomamos prestada la energía de la vida. La muerte ocurre cuando el préstamo se retira. Así que, en vez de entristecerme por la muerte, estoy agradecido por cada momento de vida”.
“¿Te asusta tu muerte?”, preguntó de nuevo el joven. El viejo respondió: “No tengo razones para sentir miedo. El nacimiento es un proceso de cambio, y la muerte otro. Lidié con el nacimiento de forma bastante adecuada, así que lidiaré con la muerte de la misma manera”.
Textos atribuidos al sabio taoísta Zhuāngzǐ 莊子 (Chuang Tzu).