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La Gran Triada

Algunas reflexiones sobre los Soportes en la Vía Iniciática

En el contexto de lo que entendemos por Tradiciones regulares1, un «soporte» en la vía iniciática es un medio, objeto o práctica que facilita la conexión del individuo con lo sagrado y por esto mismo, trasciende el plano individual. Los soportes son indispensables para que las influencias espirituales se manifiesten en nuestro mundo, «…las influencias espirituales mismas, para entrar en acción en nuestro mundo, deben tomar necesariamente “soportes” apropiados, primeramente en el orden psíquico, y después en el orden corporal mismo”2. Este principio se encuentra presente en todas las Tradiciones que conocemos, desde el esoterismo cristiano y el sufismo islámico hasta las Tradiciones extremo orientales, proporcionando diversas vías de acceso a lo divino adaptadas a la naturaleza y disposición de cada civilización y características de los individuos que las conforman.

La Necesidad de Soportes en la Vía Iniciática

El Principio se manifiesta a sí mismo en el mundo para conocerse a través de Su creación, generando de esta manera el principal elemento sobre el que se desarrollan los seres y, de esta manera, se configura el principal obstáculo que todo iniciado debe vencer y trasponer, estamos hablando de lo que las doctrinas tradicionales han llamado maya, dunya o o simplemente la manifestación. En los inicios del ciclo humano, se dice que el hombre no requería de las iniciaciones para su desarrollo espiritual, ya que éste iba de la mano con su evolución cronológica natural. Sin embargo, con el devenir de etapas más oscuras y alejadas del origen, esta facultad se vió paulatinamente disminuída, haciendo necesario la aparición de organizaciones iniciáticas, las cuales, vinculadas a la Tradición Primordial, transmitieran su influencia espiritual a través de sus elementos rituales, con el objetivo de fomentar el despertar y desarrollo espiritual de sus adeptos, brindando guías para alcanzar diferentes estados de realización. Estas diferentes iniciaciones, a las que se puede distinguir como sacerdotales, guerreras o de oficio, comprenden los elementos necesarios, de acuerdo a la naturaleza de los individuos, para despertar y mantener un vínculo completo que permita armonizar al hombre en su vía iniciática.

La Masonería, siendo una iniciación colectiva ligada a los oficios3, permite que simbólicamente el mismo sea susceptible de una significación superior y más profunda, proporcionando efectivamente una vía de acceso al dominio iniciático. Originalmente, se refería a la práctica de los canteros y constructores de la Edad Media, quienes trabajaban físicamente con piedra y construían catedrales, castillos y otras edificaciones importantes. Esto quiere decir, que la ejecución del oficio, que se denomina “operativa”, era en sí mismo un trabajo ritual en el contexto en el cual se practicaba, y sus adeptos accedían a distintos grados y enseñanzas tanto técnicas como espirituales a medida que progresaban en conocimiento de su arte. Todo esto no era exclusivo de los constructores, sino que cada oficio, arte u ocupación teniendo ligada una práctica tradicional con distintos grados de maestría y una transmisión espiritual, permitía que el individuo realizara sus diferentes grados a medida que progresaba. Sin embargo, en la masonería moderna, conocida como «masonería especulativa», el trabajo operativo ha sido transmutado en un trabajo simbólico y espiritual. Nuestra Orden al ser universal, tiene la capacidad de flexibilizar la práctica y complementarse con diversas vías y medios que se adapten a las diferencias individuales, permitiendo a cada persona avanzar hacia la meta común de la iluminación tomando en cuenta las distintas naturalezas. Esto la hace un camino muy adecuado a las características de la mentalidad occidental, donde la individualidad cobra una fuerza extraordinaria. Sin embargo, al quedar tan soslayada, ser tan confusa la concepción espiritual y careciendo actualmente de medios que permitan la ejecución y contacto con actividades cotidianas de una persona, esto ha generado que mayormente sus miembros tiendan a realizar un trabajo moral, filosófico, filantrópico en el mejor de los casos, o bien simplemente lo tomen como un espacio social, dejando la verdadera naturaleza iniciática de la organización en un plano secundario u olvidado en la mayoría de los casos.

La diversidad de medios y la eficacia de los soportes radica en su correspondencia con la naturaleza de los seres a los que se aplican. En condiciones normales4, la actividad externa del individuo debe reflejar su naturaleza interior, requiriéndose una verdadera cualificación para ejercerla en sus diferentes dimensiones, de esta manera, los soportes funcionan como puentes entre lo exterior y lo interior, facilitando el acceso a niveles más profundos de la conciencia. El obstáculo que se presenta actualmente es la capacidad de discernimiento del individuo y el nivel de autoconocimiento para poder ejercer libremente la adecuada elección de sus prácticas, ¿acaso tenemos el suficiente conocimiento de qué es lo mejor para uno mismo? Evidentemente toda facilidad de medios, también conlleva una dificultad subyacente relacionada con las condiciones y cualificaciones de la mentalidad moderna en la cual estamos profundamente sumergidos.

En palabras de Guénon, «es necesario proceder desde lo más accesible a lo menos accesible, desde lo exterior a lo interior», destacando que la actividad externa debe ser una traducción efectiva de la naturaleza interior del individuo. Esto nos permite comprender la completitud del ser individual, que no puede desmembrarse y compartimentarse de la manera que usualmente los occidentales queremos comprender el mundo. La realidad es una y la disociación o desconexión de lo interno con lo externo es una fantasía que a modo de sugestión, muchas veces nos construimos con algún objetivo mental de alcance puramente individual.

Soportes en la Masonería: Adaptaciones y Universalidad

Sabemos que la Masonería ha experimentado diversas adaptaciones a lo largo del tiempo, especialmente en su relación con la religión o forma exotérica. Nuestra institución iniciática, “from immemorial times”, permite la integración con distintas prácticas y tradiciones exotéricas, pero también con otras formas esotéricas, dado que su forma de iniciación de oficios hace principal foco en los denominados “pequeños misterios”, brinda una apertura a los “misterios mayores”5, lo que permite la complementariedad con iniciaciones sacerdotales6. Sin embargo, esta flexibilidad también ha generado el rechazo (tal vez justificado) a la iglesia católica, principalmente luego de las bulas papales de excomunión que generó posteriormente el surgimiento de enormes prejuicios hacia las religiones en general y la adopción, en muchos casos, de la ciencia o incluso innovaciones como forma de dogma y “religión”. Esto parecería no ser un tema menor, dado que en los antiguos manuscritos de la masonería, es un deber la práctica habitual de la religión o bien el requisito de no ser un “estúpido ateo” para su ingreso. Este tema, sabemos es harto complejo de resolver, incluso contando con las mejores intenciones, pero es importante que el iniciado pueda quitarse los velos del prejuicio inicialmente y poder distinguir el estudio o bien simpatizar con diferentes prácticas, con realmente llevarlas adelante en un marco tradicional. No hay nada que temer, “el dogma no es una verdad absoluta, sino una representación simbólica que nos permite acceder a una realidad más profunda y universal”7 y que de ninguna manera puede aplicarse más que a los adeptos a una tradición particular.

Las religiones y las prácticas esotéricas tienen la función principal de transmitir y ofrecer medios para alcanzar grados de realización de acuerdo a los distintos horizontes intelectuales y naturalezas individuales. La primera ofrece algo comprensible para la mayoría; las segundas, sólo accesibles para quienes son llamados a sumergirse en el mundo interior y el ámbito iniciático. Ahora bien, quien opta por lo segundo debe tener la capacidad de poder trasponer los dogmas religiosos y comprender su significado profundo vinculado con aspectos sumamente elevados en el plano espiritual, no sólo por la comprensión de su práctica, sino porque esto es un aspecto necesario para reconocer la conexión entre lo interior y lo exterior, crucial para quienes buscan el Conocimiento. ¿Cómo podría sino entenderse el vínculo del plano terrenal con lo psíquico o la unión del cuerpo con la mente? ¿Cómo podría un buscador de la Verdad absoluta detenerse en la limitación de las distintas formas? Esto es sin duda uno de los primeros obstáculos en el plano de realización que el iniciado debe sortear y que principalmente ha generado conflictos en la humanidad.

La Práctica Ritual

La práctica ritual es el principal soporte en la Masonería actual. Esta permite la conexión del iniciado con elementos supra-humanos, trascendiendo el plano individual. Es de capital importancia en la transmisión iniciática, incluso podría decirse que todo el ritual de iniciación tiene sentido sólo por ello. Esta vinculación a la «cadena iniciática» une a los masones, como eslabones, más allá del tiempo y el espacio. Esto tiene una especial connotación con los trabajos que posteriormente debe hacer el iniciado junto a sus Hermanos, basado en el lenguaje simbólico, que como es de nuestro conocimiento, es adecuado para la transmisión de elementos que generan, para quienes meditan profundamente en ellos, una amplitud de conciencia por su naturaleza.

La práctica de ciertos actos y gestos rituales, conformes a la naturaleza del ser, pueden armonizar al individuo y contribuir a su concentración y meditación. Esta convergencia entre los actos físicos y mentales en el ritual es fundamental para obtener todas las ventajas posibles. No es ni más ni menos que un medio que permite efectivizar la iniciación, el desbaste de la piedra bruta, el trabajo sobre la individualidad, la búsqueda de la perfección, la purificación para el reflejo en el plano humano de los Principios Universales. Es preciso recordar que esto repercute en todos los estados de existencia del ser, tengamos conciencia de ello o no, y es importante no confundir con prácticas No rituales, por más benéficas que puedan ser, dado que las primeras tienen implícito el elemento espiritual y las últimas no logran escapar al ámbito individual.

Para entender esto último, recordemos conceptos fundamentales sobre apurva de la tradición hindú y las acciones y reacciones concordantes del Taoísmo. El apurva es un efecto no perceptible de la acción (causa), que liga esta última al resultado; en el dominio de la sucesión, al que pertenecen propiamente las acciones, este reflejo no es perceptible y escapa a la condición temporal, pero no a la duración, haciendo posible una relación de causalidad, entre la acción y el resultado. De esta manera “…el efecto de la acción es transferido al plano sutil, a partir del cual este efecto da lugar a una vibración (entendido esto en sentido analógico), que se propaga hasta el límite de su dominio, para volver luego bajo la forma de una reacción concordante hacia el individuo, cuyas modalidades sutiles conservan la “traza” permanente (efecto latente) de la acción realizada;..”8. De esta manera nos podemos hacer una idea de la desproporción infinita que existe entre las consecuencias para el individuo de las acciones que parten del dominio individual frente a las que su dominio es supra-humano.

El gesto ritual presente en los rituales, crea una relación particular entre las realidades físicas y mentales, amplificando los efectos y poniendo en contacto directo al adepto con la influencia espiritual. Así, los actos físicos y mentales en el ritual que se unen simbólicamente, reflejando realidades superiores, significan la participación activa del individuo en un acto que lo trasciende; participa en una realidad que lo transmuta y lo purifica. Las prácticas tienen efectividad para quien las realiza; no pudiendo tener ningún tipo de efecto en el Principio que es por sí mismo, sin depender absolutamente de nada.

Repercusiones del Ritual

La existencia de estos soportes implica un lazo real con el dominio espiritual, estableciendo una conformidad armónica con los principios universales. Esta influencia espiritual de origen no-humano es esencial para evitar la anarquía profana y mantener la coherencia del camino iniciático. El cuidado del comportamiento individual,  ritual, en relación con los demás miembros, la práctica correcta y una intención pura, son imprescindibles para no desvirtuar los medios con los ímpetus personales que siempre tienden a enaltecer al ego, a la innovación o sincretismos propios de la mente, ya que ésta, por su propia ignorante naturaleza, tiende a dar el mismo valor a lo individual que a lo Universal. Cuanto menos profanemos nuestro Templo, más apto será para brindarnos soportes adecuados para nuestra búsqueda.

El ritual, como herramienta iniciática permite al ser trascender su estado de conciencia ordinario y conectarse con el orden superior. Las prácticas rituales, tanto esotéricas como exotéricas, tienen una profunda repercusión en todos los estados de manifestación del individuo debido precisamente por el componente de origen supra-individual. Según Guénon, «los ritos constituyen el elemento esencial para la transmisión iniciática y para la vinculación a la ‘cadena iniciática’, cadena ésta que une a todos los masones más allá de las limitaciones del tiempo y el espacio»; conformando de esta manera, el propio ritual, un puente hacia lo Universal.

Esta idea de que ciertos actos y gestos rituales, conformes a la naturaleza del ser, pueden servir como soporte de meditación y armonización del individuo, permite que se pongan en obra los elementos más esenciales del éste, destacando la importancia de la conformidad armónica entre lo interno y lo externo, entre la naturaleza del individuo y las prácticas que lleva a cabo. Es por esta misma razón, que incluso en la misma tradición, cada individuo realiza las prácticas siguiendo preceptos generales, como si fueran marcos de contención, pero con su propia versión.
Aquí también entran en juego cuestiones de cualificación iniciática, es decir, qué condiciones tienen que tener los miembros para llevar a cabo su práctica. En la Masonería nos llevaría a discutir las condiciones de ingreso de los candidatos, las condiciones para la consecución de grados o bien las condiciones para cumplir determinadas funciones, su género, posición con respecto a una Deidad, entre otras. También podríamos pensar en cómo afectan los rituales desarrollados según criterios individuales o que cumplen las reglas del buen arte y esto implica cuestiones de intención que pueden ser completamente perjudiciales para el colectivo que lo practica en estos términos9.

Ahora bien, ¿cómo encaja esta teoría donde sólo los actos rituales tienen correspondencias con un plano superior y el resto serían actos profanos, con nuestra vida diaria y la necesidad de enfrentar los obstáculos que conlleva? Aquí, según criterio de quienes sostienen las posibilidades que ofrece un exoterismo, es que se manifiesta su importancia. Un exoterismo provee los medios necesarios para regular los principales aspectos de la vida cotidiana y por ende, comprender la totalidad del tiempo del individuo en la práctica. Esto, parecería ser casi impracticable para los masones y para la mayor parte de occidente, con lo cual, sería por lo menos esperable que se cumplan los preceptos básicos de sus tradiciones de origen y que el iniciado ponga en práctica las Virtudes más que dar rienda suelta a sus vicios en los aspectos ordinarios de su vida. Por lo menos en los primeros grados de la Orden Masónica, el objetivo de la práctica está más cerca de ser un medio para construir hombres libres y de buenas costumbres, que una guía hacia sus miembros para búsquedas espirituales más elevadas. 

Conclusión

La Masonería, como orden iniciática, tiene los medios o soportes que le dan la capacidad de unir lo disperso, adaptándose a la mentalidad moderna occidental y ofreciendo libertad al iniciado para complementar su práctica con distintos soportes, adecuados a su naturaleza. Sin embargo, esta flexibilidad conlleva el riesgo de pérdida de conocimiento sin una orientación adecuada. La introspección, la búsqueda de la verdad y el perfeccionamiento interior son esenciales para vencer los prejuicios y miedos, avanzando hacia la iluminación con un sentido y objetivo común: la Verdad que ilumina y da vida a los trabajos iniciáticos.

Hay que destacar la importancia de los distintos puntos de vista de los individuos que sirven como soporte para los Hermanos que constituyen la cadena fraternal, la importancia de la introspección como trabajo ineludible que debe realizar cada integrante, esta búsqueda del perfeccionamiento interior que son parte del enorme esfuerzo que debe enfrentarse para vencer sus prejuicios y  pulir su piedra bruta, sin desmerecer a quienes lo acompañan, dado que comparten el mismo origen y destino, por lo cual, están unidos por lo más alto.

  1. En pocas palabras, son aquellas que poseen una conección directa con fuentes primordiales (origen supra-humano), mantienen ininterrumpida su cadena de transmisión iniciática, poseen su doctrina y ritos que brindan los medios para llevarla a cabo, transmitiendo principios universales que pueden adaptarse a los diferentes ciclos y condiciones temporales sin perder su esencia. No abarca las prácticas irregulares, interrumpidas,  innovaciones, sincretismos, ni se abordará las las implicaciones para quienes las practican. ↩︎
  2. El reino de la cantidad y el signo de los tiempos, René Guénon ↩︎
  3. En la Masonería, la Logia asume la función de maestro espiritual, su estructura asegura la transmisión y continuidad de la cadena. Por otra parte, si bien la Orden es recipiendaria de distintas tradiciones y se inscribe principalmente en la línea de las antiguas corporaciones de constructores medievales, está enlazada con orígenes pre-diluvianos, como así lo relatan los antiguos manuscritos y diferentes relatos de personajes míticos y bíblicos. ↩︎
  4. Denominamos «condiciones normales» las que corresponden a un estado cíclico en el que existe un equilibrio entre el orden externo y el interno, es decir, un mundo donde las estructuras sociales, culturales y espirituales están en armonía con los principios metafísicos. En este contexto, el ser humano vive en correspondencia con su verdadero destino, donde las instituciones, sean religiosas, políticas o iniciáticas, cumplen plenamente su función​ regidas por un orden Tradicional.. ↩︎
  5. De manera sintética,  los Misterios Menores están vinculados al proceso de reintegración del ser humano en su estado primordial, es decir, el estado de «Hombre Verdadero», implica la restauración de la naturaleza original del individuo, libre de las limitaciones y condicionamientos impuestos por la existencia profana. Los Misterios Mayores, por su parte, corresponden a la realización de los estados superiores del ser, culminando en el estado de «Hombre Universal». Este estado trasciende la condición individual y permite la integración plena en el Principio Supremo, alcanzando la Identidad Suprema o la Liberación final. ↩︎
  6. Oficios de Oriente y Occidente. Estructura común de los textos orientales y occidentales que reglamentan el oficio. Pierre Delabaty ↩︎
  7. Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada – René Guenón ↩︎
  8. CONSIDERACIONES SOBRE LA TEORÍA DEL GESTO – Marc de Largo ↩︎
  9. ibidem, …”el papel del gesto y los ritos en la regeneración psíquica, como por otra parte el rol  jugado por la ‘aspiración’ y la ‘intención’ en la ejecución de los gestos y ritos iniciáticos…” ↩︎

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